Ziskar II-Galán 35
Fusto-Larrinaga 45

Duración 68 minutos; 24, de juego real.

Saques 3 y 2 faltas de Galán por 4 y 2 faltas de Larrinaga.

Pelotazos Se cruzaron 485 pelotazos a buena.

Tantos en juego 10 de Ziskar II, 13 de Fusto, 4 de Galán y 8 de Larrinaga.

Errores 7 de Ziskar II, 10 de Fusto, 17 de Galán y 11 de Larrinaga.

Marcador 1-0, 1-1, 1-10, 2-10, 5-11, 7-12, 8-13, 9-14, 10-15, 11-16, 12-17, 16-17, 16-19, 18-19, 18-20, 19-20, 20-20, 21-20, 21-21, 22-21, 22-22, 22-23, 23-24, 24-25, 25-26, 25-27, 26-27, 27-27, 27-28, 28-28, 28-29, 29-29, 29-30, 30-30, 30-37, 31-37, 31-38, 32-38, 32-39, 33-39, 34-40, 34-43, 35-43 y 35-45.

Incidencias Buena entrada en el Deportivo de Bilbao para presenciar la final del Mundial de parejas organizado por el Consejo Mundial de Pelota.



bilbao. Tanto le palpitaba a Koldo Larrinaga el flanco izquierdo, la cavidad donde pernocta el corazón, que su terremoto, el redoble de sus emociones, se escapó hacia la orilla derecha del pecho, la que tenía dañada, baqueteada por la competición, para restañarle el músculo, para socorrer a sus fibras heridas y coserlas con hilos dorados de lana. Costura de gozo. Cremallera de sonrisa. Cicatriz de triunfo. Alfombra roja que anudó Pablo Fusto con pasión y rigor. Penélope esperando a Ulises. Sin saltarse un solo capítulo, un solo nudo. El delantero argentino, patroneó con diligencia, alejándose de la azarosa vida de los partidos que nacen en el desgobierno. Actuó el bonaerense con la inteligencia y solemnidad que merecen los grandes acontecimientos, y un Mundial no encuentra parangón. Nada resiste la comparación. En un duelo donde lo epidérmico supera habitualmente la teoría, la jerarquía y la heráldica, la extraordinaria zurda de Pablo Fusto condujo con sobriedad a Koldo Larrinaga al éxtasis. De un lado al otro del pecho.

Lo hizo el argentino con éxito notable ante Ziskar II y Galán, a los que desconectó encarándose con ambos. Sabedor de que Luis y Manu buscarían la trastienda, donde se cobijaba Larrinaga, quebró la asociación ampliando su zona de influencia para estar en constante contacto con la pelota. Se movió mucho y con intención Fusto para dislocar la apuesta de sus rivales, que no supieron como desestabilizar al argentino de inicio. Por ahí se les fue escurriendo la final. Hiperactivo Fusto y confiado Larrinaga en la zaga, Ziskar II y Galán no daban con la tecla, sobre todo el asturiano, a años luz de su mejor versión. Apenas tomó algo de vuelo en todo el partido. Destemplados por una situación insospechada, Ziskar II y Galán tardaron demasiado en aislarse de la sorpresa. Para cuando ensillaron su planteamiento, Pablo y Koldo galopaban a millas de distancia: 1-10. El asturiano Galán, algo así como una póliza de seguro andante, se agrietó en el primer tramo, mientras Larrinaga silbaba, perfectamente acomodado en la final. Le puso temple Koldo, que además colocó un par de saques para serenar sus tripas. Al desajuste entre Ziskar II y Galán contribuyó la aportación de Fusto, que enredó a los dos de mala manera. Les hizo un nudo marinero que no supieron resolver. Ocurrió que a la que Luis acertó a evitar el radio de acción de Pablo, que pretendía pegarlo todo para descargar a su zaguero, a Larrinaga se le acumuló la tarea y le confianza bajó de cotización. Fusto se ofuscó durante el despertar del vizcaino y Galán tratando de estar en todos lados. Se enderezaron Luis y Manu y la ventaja de Fusto y Larrinaga fue menguando hasta que la balanza quedó en punto muerto. Ni para ti ni para mí. Empate.

Amaneció así un pulso intensísimo con la igualada a 20. Sin concesiones. Pero incluso en una lucha que no dejaba ni una brizna de aire para el resuello, prácticamente todas las ventajas, aunque exiguas, incluso mínimas, fueron para Fusto y Larrinaga. Se peleó entonces por cada centímetro del Deportivo. Ziskar y Pablo bailaban en un metro cuadrado. Atropellados por el ansia de concretar y sumar. Buscando un punto de apoyo para levantar el mundo. Galán, muy mejorado, impulsó a Ziskar II en su lucha con Pablo. A Koldo le tocaba penar. Daba la sensación de que el enorme peso de lo que allí debía decidirse acabaría por aplastarle y dejarle sin aire. Se llevó entonces la mano al pecho y una mueca sufriente garabateó el rostro del sopeloztarra. Los músculos, torturados, pedían clemencia. A Koldo el alivio le llegó por el aire. Desde varios metros de distancia. Caía en paracaídas. Eran las palabras de Fusto. El argentino le animó en cuanto percibió que a Larrinaga la cara le giraba al pesimismo. Le suturó el dolor. En ocasiones, el aliento de un compañero es más eficaz que la mejor de las cirugías. Reparada la autoestima y la energía, el de Sopelana se ancló con decisión. Recuperado Larrinaga para la causa, Fusto se abrió paso con enorme contundencia e hizo añicos la última igualada, a 30. El delantero argentino ofreció entonces su mejor perfil. Tenaz en defensa, se postuló magníficamente en ataque y desarmó a Ziskar II y Galán, arrollados por la contundencia del bonaerense. Fue imparable en esa fase Fusto, que manejó una pegada demoledora. Serenado Larrinaga, recuperando la pausa y el sosiego, todo quedó en las mágicas manos de Fusto, que empleó la pala para pintar un magnífico paisaje. En él se veía a un chico que palpitaba y se agarraba el pecho. Al descubierto.