El Sábado 28 en la histórica cancha abierta de la localidad de Moquehuá, el jugador local Ezequiel "Terito" Alvarez en pareja con Carlos Cerri se enfrentaron al cordobés Javier Nicossia y Eduardo Ross ante un centenar de espectadores.

El favoritismo en la previa favorecía a Alvarez - Cerri, quienes en la misma cancha habían conseguido meritorios dobletes hace poco tiempo ante Eduardo Ross-Sergio Supan y Javier Nicossia - Pablo Sosa. Las apuestas, entonces, se inclinaban mayoritariamente para ese lado.

En el primer partido se dio lo que la mayoría esperaba, ya que Nicossia no lograba hacer pie jugando de delantero y aunque Eduardo devolvía todo desde la zaga no podían lastimar a un inspirado Ezequiel Alvarez y a un solvente Carlos Cerri. Con varios tantos en desventaja pasó Ross a jugar de delantero, y aunque logró acortar diferencias hasta ponerse a tres tantos, luego el local y Cerri se alejaron nuevamente para llevar a un categórico 25-16.

La revancha se pactó en un tanto de ventaja para los perdedores y el trámite comenzó casi calcado al primer partido. El Cordobés no podía agarrar la cancha, que es de grandes dimensiones y los golpes con efecto pierden efectividad. Alvarez  - Cerri seguían sin fisuras y por lo tanto flotaba una sensación de doblete cantado. Pero en la cancha estaba Eduardo Ross. Realmente lo que jugó el multiple campeón mundial no tuvo nombre: desplegó una gama de recursos que poco a poco fue meyando el sólido juego de sus rivales, con cortadas, tambores y levantes para salvarse del doblete y ganarse todos los aplausos, incluidos de los espectadores que habían apostado a Alvarez - Cerri. Incluso el primero que fue a saludar a Ross cuando finalizó el partido fue el padre de Ezequiel Alvarez, felicitándolo por su actuación al igual que la mayoría de los presentes.